
Mírame y no me toques
15/04/2015
¿Quién se atreve a tocar una obra de arte? En los museos las normas de conservación marcan una barrera entre obra y visitante. Pero no siempre es así. Para los coleccionistas tocar es poseer. La escultura se puede recorrer con los dedos sintiendo la rugosidad del mármol y el craquelado de la policromía. Una imagen se puede besar. El fetichismo no excluye a las artes plásticas.
Nacho Vleming – poeta – y Bruno Ruiz-Nicoli – historiador del arte – te proponemos explorar lo que el tacto sugiere en el arte. Un viaje a través de las texturas, de lo duro y lo blando, de atmósferas aéreas y de otras que se pueden cortar con cuchillo. Desde una posición heterodoxa, nos adentraremos en lo que nos sugiere y nos repele, lo viscoso, lo aterciopelado, lo áspero y lo húmedo.
PLAZAS AGOTADAS.
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Imagen: Margarita de Austria (detalle), Pantoja de la Cruz, Wikimedia Commons